domingo, 13 de noviembre de 2016

Teatro

Estoy cansada de esta obra que se me repite.
Actrices mediocres con un papel protagonista, sólo porque han sobornado al director.
Actores con una cara bonita pero sin madera de actor, que "obviamente son necesarios para darle un toque distintivo a nuestra obra, y al cartel publicitario".
Guionistas dementes, creadores de historias enfermizas que no se creen ni ellos mismos.
Apuntadores brillantes, escondidos en el proscenio, necesarios para la obra, sin reconocimiento alguno.
Artistas que crean decorados de ensueño, pero a los que nadie presta atención, ¡porque hay que admirar al actor guaperas!
Figurantes que hacen de "bulto", pudiendo hacer un papel protagonista merecedor de un Goya.
-¡Pero qué ingenuos, siempre dando ideas inservibles, de toda la vida ha ganado más una cara bonita, que una buena actuación!- grita el director desde su asiento mientras se fuma un cigarrillo.
Cocineros que se esfuerzan en preparar día tras día el catering, que el guaperas no come para mantener la figura, la actriz después de cada actuación vomita, el director desprecia y los demás no pueden comer.
Limpiadores que se pegan palizas entre pecho y espalda para limpiar la basura que todos se han dignado a tirar al suelo sin más.
Y cómo no, la estrella del espectáculo, nuestro señor director. Inconformista nato, sin vocación, con la habilidad de gritar y menospreciar a quien se le antoje (excepto a la actriz, quien le ha pagado su papel en carne). Suya es la obra, suyos los méritos si sale bien, del resto del reparto si sale mal y de ambos si sale perfecta (cosa que para él nunca pasa ya que como he dicho antes es un inconformista nato).
Ahora cambia "teatro" por "sociedad".
-¡Menuda sorpresa, ahora lo entiendo todo!- oigo sorprendidos a algunos mientras leéis esto.
-Hay que cambiar, esto no puede seguir así- diréis otros.
Siento deciros que no sois más que público, gente que se sienta en una butaca y llena el teatro, cifras para el director. Que pagáis año tras año para ver la misma mierda que nunca quisisteis ver y nunca os gustó, pero a la que asistís porque es lo que hace todo el mundo.
Y ahora os digo...¡Bravo, que dé comienzo el espectáculo!